San José de Iturbide – Redacción
La noche de este lunes 2 de junio tiene una atmósfera sombría, triste, llena de impotencia y aún incredulidad por el incendio ocurrido al interior del anexo Volver a Vivir.
Esta noche fría por la lluvia de hace unas horas, es el manto negro que enmarca los funerales de Jesús Alberto y Emiliano, quienes son parte de las doce víctimas del incendio que ha acaparado titulares a nivel nacional e internacional.
En la colonia Prados del Rosario de esta cabecera municipal, en la calle Girasoles, se lleva a cabo el velorio de Jesús Alberto, de 24 años de edad. Es la casa de su abuela materna, donde al interior pudimos platicar con Caro, mamá del occiso.
Con la voz quebrada y llena de fatiga, narró que su hijo se había internado voluntariamente ya dos veces en ese centro de rehabilitación, ya tenía dos meses y avanzaba bien en su recuperación.
“No es justo que se haya ido de esa manera, estaba sano, y ver cómo terminó mi hijo me hace pedir justicia, que no quede así este caso”.
Caro es una mujer muy querida por sus vecinos, trabajadora ardua y madre de otras dos hijas jóvenes a quienes busca sacar adelante. “Pido justicia”, fue lo último que nos comentó antes de iniciar con los rosarios.
En los velatorios municipales se llevaba a cabo el funeral de Emiliano, de 19 años, quien apenas había cumplido un mes en internamiento, y que vería a sus familiares en la visita del domingo de la tragedia. “Ya no pudimos verlo y nunca nos habló nada de cómo era la vida al interior del anexo”, comentó uno de sus familiares que pidió mantener su anonimato.
En otro domicilio, familiares y amigos esperan el arribo de Don Roberto, cuyo cuerpo se espera llegue a San José de Iturbide en el transcurso de la madrugada.
Por lo pronto se sigue a la espera de la identificación y entrega de los demás cuerpos, y continúa la búsqueda de los que permanecen en calidad de no identificados.
De acuerdo con medios estatales y nacionales, basados en información de la Fiscalía Estatal, uno de los internos habría iniciado el fuego al prender un colchón al interior de los dormitorios tras experimentar un ataque de ansiedad severo.
